La escucha clínica
(Enfoque socio-clínico)
Para
realizar un análisis sobre la escucha clínica, es necesario esbozar la referencia
donde se encuentra inmersa. Por tanto, para centrar tal concepto, se retoma a
la entrevista y su método, en este último se plantea la posición que debe tomar
el entrevistador, sobre todo tratándose de una entrevista con fines de
investigación subjetiva. En Baz (S/A) se menciona que el método se encuentra en
función del para qué, dentro de esta interrogante, se hace un planteamiento
hipotético sobre crear un espacio, físico, temporal donde el sujeto pueda ser
capaz de expresar de una manera lo más libre posible, su
experiencia en determinado tema, en esta expresión libre, se espera que se
presen pensamientos, sentimientos, emociones, asignación y reasignación de
significados, entre otros elementos cuyo resultado sea obtener datos,
información que den cuenta de los diversos procesos subjetivos que son
elaborados por el sujeto. En este juego de roles, es necesario que el investigador
asuma el propio para obtener el resultado deseado, este rol implica asumir una
actitud de escuchar de manera activa,
atenta, e interesada, en la que además es necesario asumir una posición
imparcial, es decir ni de aprobación pero tampoco de desaprobación sino en una
posición de interrogación constante con el afán de esclarecer significados,
esto implica permanecer física y mentalmente en el momento además de ayudar al
sujeto a conservar el rumbo, “La escucha es una posición analítica que permite
al otro un despliegue de su subjetividad con el apoyo de una interlocución no
valorativa (…) pero que ejercita una interrogación continua” (Baz, S/A, p. 93).

La
capacidad que nos permite imaginarnos, o más aún, vivir lo que otra persona
está sintiendo y viviendo en determinado momento; entender qué le está pasando
y por qué le está pasando, entender sus necesidades y la forma en que ésta ve
al mundo, tener para sus ideas la misma comprensión con que trataríamos de
considerar a las nuestras. La empatía y comprensión van tomadas de la mano,
pero podríamos especificar diciendo que la comprensión se da a nivel
intelectual y la empatía a nivel emotivo (Acevedo & López (1996, p. 138).
En
cierta manera, retomando a López (2009), el escuchar lleva consigo una
liberación no una saturación del sentido, donde lo cuantitativo no tiene cabida
en la búsqueda de nuevas formas de conocimiento que no solo toman en cuenta el
objeto sino el modo, por tanto, la capacidad de escucha del investigador debe mantenerse
atenta a la relación que se
establece en lo que Baz (S/A) denomina inconsciente/lenguaje y que se traduce como una posición metodológica, en
tanto que no pretende dar cuenta de una realidad sino de establecer el puente
hacia lo subjetivo, es decir la atención a un discurso que oscila entre lo que
Gaulejac (2003) y Taracena (2010) plantean
como lo social y lo psíquico cuyas
implicaciones resulta imposible disminuirlas, por lo que se puntualiza en la
necesidad de comprender todas aquellas manifestaciones subjetivas del lenguaje
verbal y no verbal.
Para
ejercer esta postura se requiere establecer ciertas consideraciones, mismas que
harán las veces de orientación de la escucha. Así, es necesario, por una parte,
tomar en cuenta que el sujeto, motivo de investigación, es el resultado de
diversas influencias que provienen del exterior, es decir, de las diversas
formas y manifestaciones que lo social toma para hacer del sujeto un individuo
social con lo que se creará un sentido de pertenencia, un conocimiento de lo
que la sociedad ofrece, pero también lo que demanda, este componente inherente
al individuo definirá en gran medida su pensamiento, sus actitudes, la
materialización de sus deseos, que para “Sartre, los deseos no son pequeñas
entidades psíquicas que habitan la conciencia sino lo que conecta la pulsión al
objeto” (Gaulejac, 2003 p. 53). Por otra parte, se encuentran las propias
elaboraciones psíquicas, de su búsqueda
de la individualidad dentro de lo colectivo, de la propia satisfacción del
deseo que materializa en las diferentes producciones sociales. Aunque se
considera que en gran parte las motivaciones, las creencias inclusive la forma
de pensar obedece a cierta programación, no es posible reducir al individuo a
un ser que se encuentra a merced del determinismo social, de ello dan cuenta la
gran cantidad de vidas desarrolladas bajo las mismas condiciones pero que
muestran resultados diferentes Gaudelac (2003).
Un
enfoque alternativo para la mencionada postura de escucha clínica, es planteado
por Taracena (2010) al que denomina como enfoque socio-clínico y en el que
confluyen la sociología clínica, la psicosociología francesa y la psicología
social clínica, en este enfoque, la autora considera que la construcción social
se encuentra como primera entidad dentro del individuo misma que posteriormente
genera el aspecto psíquico, asimismo,
plantea que dicha primacía no impone a
esta dinámica un determinismo, por lo que el ser humano presenta las
posibilidades necesarias para elegir a pesar de las condiciones sociales experimentadas.
Para Gaulejac (1995) existe gran
similitud entre el método etnográfico y la sociología clínica, para realizar
tal comparación menciona el proceso del método de relatos de vida que en su
discurso se proyecta tanto lo subjetivo como lo objetivo mismos que dan cuenta
de la presencia de elementos inherentes a la sociología pero también del
psicoanálisis, éste último en el sentido de modelo de la psicología que permite
explorar la entidad del inconsciente y las formas en que es elaborada por el
individuo, por otra parte se encuentran elementos en el método de historia de
vida que son propios de la sociología
Clínica en donde se puede apreciar la
presencia de los principios del análisis socio-clínico. Frente a la tarea de
análisis, esta dualidad de elementos se manifiesta, por una parte en la gran
variedad de aspectos que construyeron al sujeto y por el otro la manera en cómo
se relacionó, afrontó, dichos aspectos en una labor de autoconstrucción, de
elaboración de una existencia de sí mismo.
En Gaulejac (1995) se considera que en dicho análisis confluyentes
corrientes de manera determinante, el psicoanálisis desde el abordaje de su
objeto de estudio que es el inconsciente, la sociología que define su objeto
como una construcción de identidad social y el pensamiento de Sartre que aborda
la capacidad de elección, de libre albedrío, misma que podría entrar dentro del
repertorio de elección, así “la no
elección también en cierta forma puede
ser una elección” (Taracena, 2010 p. 404)
De
esta manera, resulta conveniente mantener y poner a consideración la presencia
de lo individual y lo colectivo, de lo social y de lo psíquico que se encuentran
presentes en el curso de vida de los individuos, para tal tarea “conviene pues
adoptar un método pluri-disciplinario para aprehender las diferentes facetas de
un relato de vida” (Gaulejac, 1995, p. 99). En este mismo sentido, Taracena (2010)
plantea la necesidad de cuestionar el tipo de demanda que se presenta en este
tipo de investigación tanto implícitas como explicitas con el ánimo de
incorporar aquellos elemento sociales que de alguna manera influyen en la
problemática, ya que de manera común, en el abordaje clínico de un discurso,
invariablemente se verán reflejadas las diversas manifestaciones sociales.
“Desde
un cuerpo teórico que toma como pilares la noción de inconsciente y la relación
inconsciente/lenguaje, se funda la posición metodológica llamada de escucha,
que intenta rastrear esa inscripción de sentido, no intencionada, que aparece
en el discurso más allá del contenido informativo, manifiesto del mismo” ( Baz,
S/A, p. 87)
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