jueves, 5 de noviembre de 2015

La escucha clínica





 La escucha clínica
 (Enfoque socio-clínico)

Para realizar un análisis sobre la escucha clínica,  es necesario esbozar la referencia donde se encuentra inmersa. Por tanto, para centrar tal concepto, se retoma a la entrevista y su método, en este último se plantea la posición que debe tomar el entrevistador, sobre todo tratándose de una entrevista con fines de investigación subjetiva. En Baz (S/A) se menciona que el método se encuentra en función del para qué, dentro de esta interrogante, se hace un planteamiento hipotético sobre crear un espacio, físico, temporal donde el sujeto pueda ser capaz de expresar de una manera lo más libre posible,   su experiencia en determinado tema, en esta expresión libre, se espera que se presen pensamientos, sentimientos, emociones, asignación y reasignación de significados, entre otros elementos cuyo resultado sea obtener datos, información que den cuenta de los diversos procesos subjetivos que son elaborados por el sujeto. En este juego de roles, es necesario que el investigador asuma el propio para obtener el resultado deseado, este rol implica asumir una actitud de escuchar  de manera activa, atenta, e interesada, en la que además es necesario asumir una posición imparcial, es decir ni de aprobación pero tampoco de desaprobación sino en una posición de interrogación constante con el afán de esclarecer significados, esto implica permanecer física y mentalmente en el momento además de ayudar al sujeto a conservar el rumbo, “La escucha es una posición analítica que permite al otro un despliegue de su subjetividad con el apoyo de una interlocución no valorativa (…) pero que ejercita una interrogación continua” (Baz, S/A,  p. 93).

Dentro del trabajo de psicoterapia se presentan factores que comprometen directamente los resultados del mismo, entre estos factores específicos se encuentran la interpretación, o la capacidad de comprensión por parte del clínico, estos factores se corresponden directamente con las habilidades como entender, escuchar, guiar, confrontar, resumir, entre otras. El vocablo escuchar que proviene del término latino ascultare  que implica poner atención a lo que se oye, esto le brinda un sentido opuesto al fenómeno biológico de oír que se encuentra relacionado con el hecho de distinguir sonidos. El acto de escuchar, implica la generación de interpretaciones que son inherentes a la comprensión Liemann (2010). De la misma manera, para lograr un nivel de comprensión profunda es necesario establecer una empatía, empatía entendida como:

 La capacidad que nos permite imaginarnos, o más aún, vivir lo que otra persona está sintiendo y viviendo en determinado momento; entender qué le está pasando y por qué le está pasando, entender sus necesidades y la forma en que ésta ve al mundo, tener para sus ideas la misma comprensión con que trataríamos de considerar a las nuestras. La empatía y comprensión van tomadas de la mano, pero podríamos especificar diciendo que la comprensión se da a nivel intelectual y la empatía a nivel emotivo (Acevedo & López (1996, p. 138).

En cierta manera, retomando a López (2009), el escuchar lleva consigo una liberación no una saturación del sentido, donde lo cuantitativo no tiene cabida en la búsqueda de nuevas formas de conocimiento que no solo toman en cuenta el objeto sino el modo, por tanto, la capacidad de escucha del investigador debe mantenerse  atenta a la relación que se establece  en lo que Baz (S/A)  denomina inconsciente/lenguaje y que  se traduce como una posición metodológica, en tanto que no pretende dar cuenta de una realidad sino de establecer el puente hacia lo subjetivo, es decir la atención a un discurso que oscila entre lo que Gaulejac (2003) y  Taracena (2010) plantean como  lo social y lo  psíquico cuyas implicaciones resulta imposible disminuirlas, por lo que se puntualiza en la necesidad de comprender todas aquellas manifestaciones subjetivas del lenguaje verbal y no verbal.


Para ejercer esta postura se requiere establecer ciertas consideraciones, mismas que harán las veces de orientación de la escucha. Así, es necesario, por una parte, tomar en cuenta que el sujeto, motivo de investigación, es el resultado de diversas influencias que provienen del exterior, es decir, de las diversas formas y manifestaciones que lo social toma para hacer del sujeto un individuo social con lo que se creará un sentido de pertenencia, un conocimiento de lo que la sociedad ofrece, pero también lo que demanda, este componente inherente al individuo definirá en gran medida su pensamiento, sus actitudes, la materialización de sus deseos, que para “Sartre, los deseos no son pequeñas entidades psíquicas que habitan la conciencia sino lo que conecta la pulsión al objeto” (Gaulejac, 2003 p. 53). Por otra parte, se encuentran las propias elaboraciones psíquicas,  de su búsqueda de la individualidad dentro de lo colectivo, de la propia satisfacción del deseo que materializa en las diferentes producciones sociales. Aunque se considera que en gran parte las motivaciones, las creencias inclusive la forma de pensar obedece a cierta programación, no es posible reducir al individuo a un ser que se encuentra a merced del determinismo social, de ello dan cuenta la gran cantidad de vidas desarrolladas bajo las mismas condiciones pero que muestran resultados diferentes Gaudelac (2003).

El eterno  conflicto entro lo interno y lo externo que persiste dentro del ser Gaudelac (2003) lo dilucida como una dialéctica del sujeto, del deseo y del objeto a través de una inserción narcisista del sujeto a la sociedad, “en tanto que ilusión de la conciencia, el narcisismo está en la base del ideal” Gaudelac, 2003, p. 57) misma que da cuenta de su existencia en tanto entra en declarada confrontación con lo externo. Dentro de esta dialéctica, cabría poner a consideración los recursos con los que cuenta el individuo, es decir las posibilidades reales que le permitan materializar los deseos, así como los intentos frustrados, los cuales se podrían entender como severos ajustes entre una realidad psíquica y una realidad social.

Un enfoque alternativo para la mencionada postura de escucha clínica, es planteado por Taracena (2010) al que denomina como enfoque socio-clínico y en el que confluyen la sociología clínica, la psicosociología francesa y la psicología social clínica, en este enfoque, la autora considera que la construcción social se encuentra como primera entidad dentro del individuo misma que posteriormente genera  el aspecto psíquico, asimismo, plantea que   dicha primacía no impone a esta dinámica un determinismo, por lo que el ser humano presenta las posibilidades necesarias para elegir a pesar de las condiciones sociales experimentadas.





 Para Gaulejac (1995) existe gran similitud entre el método etnográfico y la sociología clínica, para realizar tal comparación menciona el proceso del método de relatos de vida que en su discurso se proyecta tanto lo subjetivo como lo objetivo mismos que dan cuenta de la presencia de elementos inherentes a la sociología pero también del psicoanálisis, éste último en el sentido de modelo de la psicología que permite explorar la entidad del inconsciente y las formas en que es elaborada por el individuo, por otra parte se encuentran elementos en el método de historia de vida que son propios de la  sociología Clínica  en donde se puede apreciar la presencia de los principios del análisis socio-clínico. Frente a la tarea de análisis, esta dualidad de elementos se manifiesta, por una parte en la gran variedad de aspectos que construyeron al sujeto y por el otro la manera en cómo se relacionó, afrontó, dichos aspectos en una labor de autoconstrucción, de elaboración de una existencia de sí mismo.  En Gaulejac (1995) se considera que en dicho análisis confluyentes corrientes de manera determinante, el psicoanálisis desde el abordaje de su objeto de estudio que es el inconsciente, la sociología que define su objeto como una construcción de identidad social y el pensamiento de Sartre que aborda la capacidad de elección, de libre albedrío, misma que podría entrar dentro del repertorio  de elección, así “la no elección también  en cierta forma puede ser una elección” (Taracena, 2010 p. 404)

De esta manera, resulta conveniente mantener y poner a consideración la presencia de lo individual y lo colectivo, de lo social y de lo psíquico que se encuentran presentes en el curso de vida de los individuos, para tal tarea “conviene pues adoptar un método pluri-disciplinario para aprehender las diferentes facetas de un relato de vida” (Gaulejac, 1995, p. 99). En este mismo sentido, Taracena (2010) plantea la necesidad de cuestionar el tipo de demanda que se presenta en este tipo de investigación tanto implícitas como explicitas con el ánimo de incorporar aquellos elemento sociales que de alguna manera influyen en la problemática, ya que de manera común, en el abordaje clínico de un discurso, invariablemente se verán reflejadas las diversas manifestaciones sociales.

“Desde un cuerpo teórico que toma como pilares la noción de inconsciente y la relación inconsciente/lenguaje, se funda la posición metodológica llamada de escucha, que intenta rastrear esa inscripción de sentido, no intencionada, que aparece en el discurso más allá del contenido informativo, manifiesto del mismo” ( Baz, S/A, p. 87)

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